En la historia “Rodo y el loco” existe una frase que mencionó un maestro espiritual:
“No somos seres humanos con una experiencia espiritual, somos seres espirituales con una experiencia humana” Pierre Teilhard de Chardin.
Entonces, aunque no lo crean, la espiritualidad se refleja en cada segundo de vida, amando y queriendo sin posesión, agradeciendo por lo que tienes y por lo que no, fluyendo y disfrutando el presente, aprendiendo a reconocer las señales, formando un entorno de amor con tu familia y amigos. Si tienes hijos, criándolos para que sean mejores que nosotros y guiándolos con el ejemplo.
He visto infinidad de publicaciones relacionadas a que un ser es más evolutivo cuando hace viajes astrales, lectura de aura, predicciones, etc., etc., etc. Pues déjenme darle mi opinión: “Si nuestra verdadera misión espiritual en vida sería abrir el tercer ojo, salir de nuestro cuerpo y otros preceptos similares, nos hubiéramos quedado como espíritu y no hubiéramos reencarnado”.
Juegos de la mente y del ego decía el maestro de David Fischman si leen el libro “El secreto de las siete semillas”. Es preferible, para que puedas vivir el presente en aceptar que todo ello existe, porque al parecer, quieres experimentar esos eventos para poder creer en ellos.
¿No es más fácil afirmar?:
YO SOY espíritu.
YO SOY parte de la Divinidad, Dios, El universo.
La reencarnación es el vehículo que nos permite intentar regresar al cielo.
En cada vida pasada nos relacionamos con las personas para aprender a entregarles amor.
Y finalmente centrar en tu corazón:
“De acuerdo, todo ese conocimiento es verdadero ¿para qué quiero abrir mis registros akáshicos y tomarme diez o cien vidas en tratar de hacerlo? Repito: ¿No es más sencillo aprender a interpretar las señales que el universo me envía y que puedo apreciarlas en mi entorno si presto atención? (Como nos cuesta enfocarnos en el presente).
Si me detuve a escribir sobre este precepto es por la confusión que muchas veces se genera. Créeme, no alcanzarás la iluminación si te pasas la vida soñando, no es la manera (y quizás en esta vida no alcance), sino construyendo un camino de amor por cada paso que das.
Y si miras un poco más allá, entenderás que el alcanzar ese estado no es el final de la historia espiritual. El verdadero camino, más allá del Nirvana, es contribuir y guiar a que todo ser vivo en transición también pueda regresar al cielo para que luego, “el juego vuelva a empezar” pero con un nivel de evolución, conocimiento y comprensión mucho mayor.
Dios nos brinda cada dia una oportunidad para vivir, para ir más lejos, más allá de donde estuvimos ayer.
