• 29-August-2020

9. La oscuridad

En cada visita del loco a la cueva de la bruja blanca, iba aprendiendo más. Encontraba luz donde antes había oscuridad, se sintió liberado de aquella alma adolescente que lo acompañaba, se despidió de ella deseándole que encontrara el camino a casa. La sonrisa se esbozaba en su rostro, era el reflejo de su corazón, lo sabía porque era diferente, no requería de un factor externo para hacerlo, era la primera vez que rasgó la felicidad interna.

Al ir avanzando en sus prácticas de curación, él sentía que se iba esclareciendo el camino y de pronto, sueños raros aparecieron.

En el primer sueño, él se vio en una habitación oscura en una cama, encadenado por las piernas y las manos, rodeado de velas negras cuya luz tenue le sacudía de temores el alma. En ese momento de dolor inimaginable, abrió la puerta su abuela quien había abandonado el plano físico tiempo atrás. Lo miró con tristeza y procedió a liberarlo, se acercó al oído y le dijo: “vamos, tú ya no perteneces acá”.

Al salir, se encontró con un laberinto de pasajes oscuros pero su abuela lo acompañaba, ella sabía el camino que debían tomar. Después de pasar por varios corredores, encontró una salida, la luz del sol se filtraba como rayos de esperanza.

Al llegar a la puerta su abuela se despidió diciéndole: “No regreses, ahora ya sabes cómo caíste en ese infierno”. Le dio un beso y se esfumó.

Al voltear a ver el lugar de donde había salido, sintió un miedo enorme. Era una choza de paja que se estaba quemando, afuera un ser con ropas blancas se le acercó y le dijo: “Huye, no mires atrás, ni mucho menos te entretengas”. El loco corrió pero al hacerlo lo alcanzó un ser horrible y le dijo: “Señor, usted está a cargo ¿cómo se va a ir? Debe acompañarme de regreso”. No hizo caso y el ente quiso apelar a su vanidad, pero al parecer esta vez no resultó. Al encontrarse a salvo pudo ver con tristeza que otras almas entraban en ese horrible lugar. El loco se despertó con un alivio que nunca había sentido. Cada vez que recuerda ese sueño se le escarapela la piel. Fue verdaderamente espantoso.

En un segundo sueño, él se encontraba al borde de la cama y sentía que le molestaba el vientre. Al palparlo con la mano derecha, sintió la punta inicial de una cadena ligera que emergía de esa parte de su cuerpo, entonces jaló y jaló hasta que sacó toda la sarta de metal oxidado. Era el vestigio del encarcelamiento anterior.

En un tercer sueño, sintió que una joroba de energía oscura se desprendía de su nuca. Pudo sacarla con la mano y al arrojarla al aire desapareció.

Con todos esos sueños tan horribles, sintió la necesidad de comunicárselo a la bruja blanca y la visitó antes de la luna programada para contarle y que le ayudara a interpretarlos. Su respuesta fue directa:

“Te estás limpiando, esas cadenas aprisionaban tu alma. Agradece al cielo porque te han escuchado y desean que endereces el camino. Tu abuela bajó a ayudarte a hacerlo; quién te dijo que huyeras y que no regreses era tu ángel de la guarda, él estaba esperando por ti y aquel ser horrible que te dijo que volvieras, era un demonio que hacía su último intento para convencerte de no abandonar ese lugar”.

Después de tantas nuevas experiencias y sesiones de aprendizaje, el loco en ningún momento dudó que lo decretado por la bruja blanca era verdad. Ya no luchaba por convencerse, él simplemente se dejaba llevar por el consejo y agradecía por ello.

Más adelante el loco recibió el conocimiento de que tenemos un solo espíritu pero varias almas y cada una de ellas representa el karma base que hemos acumulado con nuestras acciones buenas y malas desde el inicio de los tiempos.

Antes de reencarnar, decidimos que traje kármico (alma) utilizaremos para superar los malos actos anteriores y avanzar. Cuando no lo hacemos, se crean cristalizaciones y se hace más difícil prevalecer.

Mencionemos un ejemplo : Todos, en alguna de nuestras vidas pasadas hemos asesinado a un ser vivo o hemos guardado excesivo odio, egoísmo, u orgullo. Cuando lo hacemos por primera vez, aparece el traje kármico, entonces, decidimos regresar en una nueva existencia para curarlo (recibiendo lo que dimos anteriormente y aceptándolo con agradecimiento por más difícil que sea hacerlo). Si volvemos a cometer el mismo error, al abandonar el cuerpo, aparecerá una cristalización en el traje y cuando volvamos a regresar porque la tarea anterior no se completó, se hará mucho más difícil superarla, ya que el sufrimiento será doble y a mayor dolor más difícil la aceptación. Esta es la esencia de la Ley de causa y efecto.

El loco eliminó uno de sus trajes kármicos al salir de esa cabaña en llamas, pero jamás lo hubiera hecho solo. Muchas personas en su camino lo ayudaron: Rodo, La bruja blanca, sus antiguos amores, su amiga carpintera, su familia, etc., etc., etc…

¿Te gustaría saber lo que fuiste? Mira lo que eres.
¿Te gustaría saber lo que serás? Mira lo que haces.
Proverbio chino