Ranmma era el compañero de la bruja blanca, un joven simpático y con mucha energía vital que practicaba artes relajantes y espirituales como el reiki y el yoga.
Cuando el loco visitaba a la bruja blanca, le agradaba mucho conversar con Ranmma antes de que ella encendiera la hoguera y entrara en trance. El conocía mucho sobre la cultura hindú, había pasado por varias experiencias y conocía a muchos maestros de diversos campos. Al loco lo cautivaba el nuevo conocimiento. Ranmma le indicaba qué leer, de él aprendió mucho; le enseñó a respirar para liberar los chakras. Esta es una experiencia maravillosa y sirve para conectarse con el presente:
Como es conocido, existen 7 chakras principales (de los 88,000 que existen):
Muladhara (Raíz) “yo tengo”. 2 Swadishtana (Sacro) “yo deseo”. 3 Manipura (Plexo) “yo puedo”. 4 Anahata (Corazón) “yo amo”. 5 “Vishuda” (Garganta) “yo hablo”. 6 Ajñá (Tercer ojo) “yo comprendo” y 7 Sahasrara (Corona) “yo soy”.
El loco no entiende hasta ahora cómo activarlos, porque al parecer no es su esencia hacerlo en esta vida, pero si utiliza la técnica de respiración para liberarse de la tensión acumulada por el pensamiento, la mala energía canalizada y cuando siente que la mente vuela lejos con preocupación o temor ante sucesos que no puede controlar:
Paso 1. Ranmma le dijo al loco: “mira el punto medio entre mis ojos, concéntrate en ello”. Al cabo de 3 minutos, Ranmma levantó la mano derecha y le preguntó “¿ves mi mano? Pero al hacerlo no dejes de mirar entre mis ojos”. La respuesta del loco fue: “Sí la veo, pero borrosa”. Ranmma le respondió: “Es el engaño de la mente. La imagen borrosa no existe. Si miras directamente, ahora podrás ver mi mano en forma clara. Similar a la imagen borrosa, nuestros pensamientos nos engañan, se forman en función de tus temores, tus dudas, tus creencias. Concéntrate en lo que es verdadero, en el presente, en este momento”.
Paso 2. Ranmma le dijo al loco: “Ahora que ya estás enfocado, échate boca arriba y con los brazos al costado de tu cuerpo en el tapete de esteras, cierra los ojos, relájate, suelta tu cuerpo, suelta los pies, las piernas, los muslos, los brazos, el pecho”. (Por cada parte del cuerpo que se iba aflojando, Ranmma le pedía al loco que inhalara y exhalara lo más profundo que pudiera). Este ejercicio duró aproximadamente 5 a 10 minutos.
Paso 3. Ranmma le dijo ahora al loco: “Te voy a ayudar a ubicar tus chakras. No es necesario que te toque, porque sentirás el calor de mi mano cerca. Vamos a abrirlos y que liberen la carga emocional”
Y por cada chakra, Ranmma le pedía al loco que primero inhalara lo más que pudiera en 4 o 5 tiempos (para empezar) y que luego de retener el aire por 10 segundos, exhalara con la mayor fuerza posible, hasta quedarse sin aire completamente. La sensación de alivio era enorme, el loco podía sentir cómo se destapaban cada uno de los puntos vitales de su cuerpo.
Esa sesión terminó con Ranmma haciendo un masaje espiritual. Era el poder de sanación de las manos. Las ponía a una distancia aproximada de 2 centímetros y las pasaba desde los pies hasta la cabeza. El loco pudo notar la técnica, cuando Ranmma la practicaba con la bruja blanca. Al llegar su turno, se quedó semidormido, pero pudo percibir con los ojos cerrados, entre sueños y realidad, lo que sucedía en la cueva de la bruja ¡Fue una experiencia increíble!
El loco visitaba cada semana o cada dos a la bruja blanca y a Ranmma. Le gustaba recibir las tareas que debía resolver para poder avanzar.
El loco había entendido que no debía sentir ansiedad por Rodo, que su trabajo era sanar sus heridas y que todo lo demás llegaría por añadidura, según la frecuencia en la que se encontraba. Primero, él debía situarse, disfrutar del camino presente, entender que las enseñanzas y aprendizajes están ahí, en todo momento, en cada anécdota de vida, que no debemos juzgar a nadie y sobre todo respetar a los demás, no apresurarlos a despertar, comprender que cada quien tiene su momento, sus capas qué pelar para llegar a interiorizar. Cada ser viviente es un maestro y alumno.
El secreto no es correr detrás de las mariposas... es cuidar el jardín para que ellas vengan a ti,
Mario Quintana