• 29-August-2020

18. Aparece el amor

Antes de revisar los detalles que el loco transcribía de manera resumida, mientras leía los pergaminos de LA VERDAD, él se encontró con un aprendizaje que lo marcó para siempre.

Mencioné que en la primera reunión estaban presentes tres maestros, los dos ya conocidos y uno más. Este último era muy parecido al loco, en aspecto físico y en edad. Él le hizo un regalo que despertó un nuevo sendero.

Al inicio de la charla, el loco mencionó que el Ho’oponopono lo había ayudado bastante y puso un ejemplo práctico:

“Para citar una muestra del cambio de mi actitud; previamente cuando en el camino una carreta invadía a la mía, me irritaba y tardaba varios minutos e inclusive horas en regresar a la tranquilidad. Después de practicar la técnica, cuando sucede un evento similar, me enfurezco, libero la carga emocional en ese momento y continúo más tranquilo, dejándolo atrás”.

El loco pensó que al exponer su “avance”, le pondrían una estrella en la frente al relatar su comportamiento en este tipo de anécdotas rutinarias, en la que la gran mayoría actúa igual o peor, cuando de pronto el tercer maestro intervino y afirmó con tranquilidad:

“Seguro que esos casos negativos que mencionas aparecen varias veces en tu camino”.

El loco nunca había evaluado eso, ni siquiera se había detenido a pensarlo. Su respuesta fue:

“Es probable, la verdad es que no me he puesto a cuantificarlas”.

Nuevamente el maestro mencionó:

“Esas situaciones se presentan porque primero, están alineadas con tu frecuencia y segundo, para que las aceptes con tranquilidad. Así, cuando estés más sintonizado con la gratitud, verás nuevos caminos, te alegrarás de recorrerlos y poco a poco las malas situaciones te irán abandonando porque el universo las despejará de tu lado y conspirará para que así sea. Tú no lo sabrás, pero cuando te encuentres en peligro, él te protegerá, evitará que vayas en esa dirección por la que siempre vas, te distraerá y te retrasará o quizás te adelantará, cuando normalmente no lo haces, etc., etc., etc…”

El loco preguntó “¿Pero cómo hago para sintonizarme con la gratitud? ¡Pensé que al dejar salir mi enojo en esos momentos ya lo estaba haciendo!”.

El maestro dijo: “No, no es así, sólo estabas mejorando tu conducta emocional”.

“Pero ¿y entonces?” volvió a preguntar el loco.

“DEBES ACTUAR CON AMOR” replicó el maestro.

Esas palabras estremecieron el alma del loco, a tal forma que recuerda perfectamente la escena y la forma en las que las citó el maestro; había fuerza en su frase, pero jamás enojo sino por el contrario, calidez, sencillez y hasta cariño. El loco sintió que se ponía rojo como un fresco tomate de campo y nuevamente el maestro con una enorme sonrisa y total desprendimiento mencionó: “No te preocupes, ten paciencia ya lo entenderás”.

Tener paciencia con uno es sabiduría. Tener paciencia con los demás es AMOR.