Para el loco, el pergamino que sirvió de llave de la puerta para iniciar el recorrido, fue la afinidad. Con el tiempo empezó a descubrir nuevos senderos, necesitaba conocer este concepto para encontrarle sentido a muchas cosas de la vida. En el conversatorio con el maestro y la familia de aprendizaje, luego de la lectura del tratado, se empezaron a descifrar mensajes ocultos:
“La afinidad espiritual se identifica con aspectos donde se generó intercambio de energía con los seres que interactuamos, también ambientes o hechos históricos. Al raspar el subconsciente, como se encuentra arraigado en nuestro interior producto de vidas pasadas, nos sentimos identificados en las relaciones con los demás”.
“Existe una fuerza invisible que nos guía a reunirnos aquí. A esto se le llama afinidad y es el resultado de nuestro comportamiento en todas las vidas anteriores por la ley de causa y efecto”.
“Las personas que se han conocido en vidas pasadas, están destinadas a volver a encontrarse en esta vida y en las futuras. Debemos ahondar en la ley causa y efecto, para armonizar nuestras acciones y así evitar lo negativo, expandiendo lo positivo de ellas”.
Mulán se detuvo un momento y reveló un secreto para una mejor comprensión:
“Para los seres que conocemos y que pasan por nuestras vidas sin profundizarla o dejar enseñanza, existen cien años de acumulación de tiempo convivido en vidas pasadas. Para aquellas que dejan marcas imborrables en nuestras vidas con amor, bajo diversos roles: pareja, padre- madre, hermano, hijo o amigo incondicional y leal, existen más de mil años de acumulación de tiempo convivido”. Esto está escrito en la doctrina budista”.
El loco hizo una pausa en su interior: ¿más de mil años? ¡Esas son muchas vidas! se dijo. Los misterios se iban despejando, ahora podía entender por qué le tenía tanto cariño a Rodo y mejorar su aprecio a las personas cercanas en su vida: “Hemos convivido mucho tiempo juntos” pensó, “Ellos se merecen que los ame y valore en su totalidad”.
Al continuar, en el pergamino se pudo leer y comprender mejor el concepto de afinidad:
“La afinidad une a las personas para experimentar las consecuencias de lo que le hemos entregado a ellas en roles individuales”.
El tema era demasiado profundo, ya que permitía romper las barreras mentales. Sentía en mi corazón que era una VERDAD. Ahora es mucho más comprensible por qué conoces a los seres durante tu camino por una vida, por qué te rodeas de una determinada familia en una existencia, por qué tropiezas con la misma persona. El destino, no es más que la energía de la afinidad, que nos lleva como el cauce del río a diferentes puertos, conociendo en cada uno de ellos a las personas con las que experimentaremos la Ley de Causa y Efecto que creamos en vidas anteriores. El loco pudo empezar a identificar a qué se refería el maestro mayor cuando dijo que nos iba a enseñar a “cambiar el destino” en la reunión inicial.
Tenemos que aprender a entregar amor, para sembrar una buena causa para futuros encuentros.
No nos encontramos por casualidad sino por CAUSALIDAD