Mulán dijo; “Existen tres tipos de afinidad con las personas:
La afinidad positiva: que representa dar y recibir amor, cariño, bondad, buenos deseos, lealtad, honestidad y demás virtudes, que ella nos impulsa a devolverle.
El loco pensó, “aquí encaja Rodo, si yo siento que la quiero mucho y la llevo en mi corazón puede ser porque le estoy devolviendo lo que en algún momento me dio”. Respiró profundamente y agradeció por su interior que empezaba a hablarle y que podía escuchar directamente. Este regalo espiritual es el que necesitaba comprender. El jamás se sintió así por una mujer y aquello lo perturbaba y lo hacía sentir más loco de lo que era. No le encontraba un sentido a ello, siempre le trituraba el pensamiento: “No entiendo por qué tanto amor, si sólo la he visto una vez”. Quien diría que esa pregunta definiría el punto de inflexión que activaría su despertar espiritual.
El maestro continuó:
La afinidad negativa: que representa dar y recibir rechazo, odio, rencor, temor.
Y la afinidad neutra, la cual no nos inmuta en nuestro comportamiento al conocer a esa persona.
El loco preguntó por este tipo de afinidad y Mulán respondió:
“Cuando decidimos reencarnar no venimos solos. Somos grupos relacionados por la ley de causa y efecto. Imagina que ingresas a un vagón de pasajeros. En él encontrarás a las personas que amaste, rechazaste, lastimaste u odiaste.
Como son afines, experimentarás en la vida por venir el amor que diste y el odio que causaste. Ahora, en otro vagón habrán seres que también han decidido regresar contigo en la misma época. A algunos no conocerás o estarán lejos de tu percepción, esa es la afinidad neutra. Cada vagón representa una porción de la afinidad que cada quién debe experimentar con el grupo de personas que lo rodea. El tren es la totalidad de seres que reencarnarán y los rieles representan el camino al nacimiento en el plano físico, es decir la nueva vida”.
El loco volvió a preguntar: ¿Y es posible que tenga afinidad positiva y negativa con alguien de otro vagón?
Mulán respondió: “Por supuesto, para muestra un ejemplo: Debes haber escuchado hablar del amor a distancia o del encuentro de un amor en un lugar diferente. Algunos lo llaman casualidad y otros destino. En realidad, es la afinidad la que está propiciando el encuentro y la experiencia de vida”.
El loco sonrió. Recordó la historia de su hermana, quien le había enseñado con su esposo tiempo atrás que el amor a distancia sí existe y funciona siempre y cuando, ambos se lo propongan. Ella coincidió en un país del norte con su pareja proveniente de un pueblo lejano y acordaron que cada quién regresaría a su aldea para terminar de resolver sus aspectos personales y profesionales y él regresaría para contraer nupcias. Luego de dos años así fue. “Si el escenario es claro para ambas partes, todo es posible” pensó el loco en la ceremonia de matrimonio. Esta es una bella historia que guarda en su corazón y que le encanta relatar cuando le hablan de dudas o temores en escenarios similares, la cual quedó completamente reforzada por la respuesta del maestro. Finalmente meditó sobre la isla de Rodas y Rodo, encontrando sentido y convicción en sus palabras.
Mulán concluyó la sesión diciendo:
“Debemos equilibrar nuestra vida, la cual es similar a un instrumento de cuerda: si la tensas demasiado, la cuerda se romperá y si la dejas floja, no servirá para crear melodías. La espiritualidad es armonía, es encontrar tu punto de equilibrio. Las reglas sirven para regir nuestra vida, pero no debemos imponerlas a los demás. Nosotros como maestros y alumnos debemos aconsejar, guiar, dar amor, paz y compasión.
Su tarea de vida será: identificar la afinidad positiva para replicarla y extenderla así como transformar con amor la afinidad negativa, agradeciendo por ella y buscando el aprendizaje. Empiecen pronto, porque esto marcará el resto de ella y las futuras”.
Se despidieron todos con cariño hasta el próximo cuarto día a la hora de la luna, agradeciendo por la experiencia.
Había mucho por profundizar.
Karma no es sinónimo de venganza sino de equilibrio cósmico, la ley de causa y efecto. Todo lo que va vuelve con la finalidad de crecer y avanzar espiritualmente.