Quiero contarles una historia dijo Mulán:
“Tiempo atrás conocí a un maestro. Su familia lo llevó de pequeño donde un profeta. Este vaticinó que su muerte en esta vida se iba a producir a los 40 años. Era su destino y estaba trazado. Su familia aceptó la voluntad de Dios, porque todos debemos entender que cada quien traza su propio camino ya que el aprendizaje es individual. Aunque es difícil aceptar la muerte de un familiar, debemos actuar con resignación y aceptación. El maestro destinado fue creciendo y sumergiéndose en LA VERDAD. Debo mencionar que emana luz por su camino.
Al cumplir 40 años viajó a Río de Janeiro. Estuvo casi 6 meses en esa ciudad y una noche mientras caminaba por la calle, una persona que venía corriendo, se tropezó con él tirándolo a la vereda. Al incorporarse, el maestro se acercó a la persona y le dijo sonriendo:
“¿te encuentras bien, te has golpeado? Discúlpame, porque estuve distraído”. La persona le dijo que no, se reincorporó rápidamente y continuó su marcha con suma rapidez.
El maestro al cumplir 45 años viajó a su lugar de origen y visitó al profeta ya que recordó la marca de su destino. El profeta lo recibió con cariño y le dijo:
“Cuando eras niño yo ví que tu morías por un disparo de arma de fuego después de una caída. El hecho sucedió y estoy seguro de ello, sólo que tu reacción ante ese evento fue diferente, actuaste con amor, comprensión y tranquilidad. Pregúntate ¿qué hubiera pasado si tu accionar hubiera sido diferente? Quizás no estuviéramos teniendo esta conversación. Alégrate porque has encontrado nuevos caminos que recorrer y enseñanzas que transmitir. Tu misión en esta vida ya cambió, tu destino es ahora incierto, lábralo de la mejor manera posible”.
Mulán terminó diciendo: “Esta no es una historia de ficción, no inventaría absolutamente nada sólo para fortalecer mi creencia. En sus corazones sabrán si lo sienten como verdadero o falso”.
Nuevamente agradeció por la sesión y encargó que aprendiéramos a reconocer las sensaciones y emociones que nos causan las personas que nos rodean. Ese día el loco pudo reflexionar sobre el cariño a sus familiares, a sus anteriores amores, a ciertos amigos de infancia y actuales, a Rodo, quien era el reflejo de uno de los sentimientos más bellos que podía brindar y a su padre, con quien tenía varios puntos pendientes que sanar, pero que poco a poco iba transformando en bondad y cariño.
Lo que eres es lo que has sido. Lo que serás es lo que haces a partir de ahora.
Buda