Este escrito se encontraba en el lugar más escondido del escritorio del loco. Jamás lo compartió debido a que se puede malinterpretar como manipulación emocional, algo en lo que nunca caería. En el pergamino se leía el escrito de un marcado día:
“Hoy tuve un sueño raro. Durante la madrugada se aparecieron en sueños Poseidón y Halia al borde de la cama. Me desperté de golpe, con una sensación helada y no pude volver a dormir en varias horas. Al amanecer, cansado por la falta de sueño, me incliné hacia el lado izquierdo y de pronto al quedarme dormido apareció una presencia joven. No sé quién era, pero me despertó de golpe, pude sentir nuevamente el frío de un alma despidiéndose. Esto ya lo he experimentado, pero jamás de una manera tan marcada. De corazón, espero que no haya pasado algo malo, le ruego a Dios por ello”.
Más abajo, se encontraban nuevamente los párrafos:
“No puede ser, qué lamentable!, me siento devastado ¿Cómo puedo ayudar? ¿Qué hacer? Ahora entiendo el precio de la conexión que mencionó Mulán. Qué sensación tan triste me inunda el corazón. Hoy Tritón abandonó este plano físico”.
El loco sólo quiso expresar su amor y apoyo incondicional. Por ello, se dice que fue a una biblioteca y le pidió a la Divinidad que lo guiará. Mientras recorría los estantes catalogados con el título de espiritualidad, se detuvo, volvió a pedir al cielo y de pronto se cayó un libro. “Es una señal” se dijo; se sentó a leerlo y sintió que era el indicado. Tomó también otro que él ya conocía y pensó: “uno para el espíritu y otro para el razonamiento”. Los envolvió con papel raso blanco en una exquisita caja de encaje y la arrojó al mar. El loco sabe lo que significa el cuarto mes del año.
Sólo una persona podrá comprender este capítulo. Es la intención dejarlo reflejado en un escrito para bien, con cariño, para continuar superando los impases de la vida, para no detenerse, por más difícil que sea la pendiente. Dicen que “Cuando el cielo quiere salvar a un ser humano, le envía el amor” y que “Debido a un gran amor, uno es valiente”.
Debemos seguir adelante, repasar todos los temas anteriormente descritos para poder comprender y avanzar.
Lao Tze dice: “El agua es la cosa más suave, y aun así puede penetrar montañas y tierra. Esto muestra claramente el principio de que la suavidad supera la dureza”. Entreguemos dulzura con el corazón en la mano. Es el mejor bálsamo de curación que existe, ya que bendice a ambos: al que da, como al que recibe.
Similar a Mulán, el loco jamás mentiría sobre un tema tan delicado para obtener algún beneficio. Así sucedió y lo escribió para regalarlo a su debido tiempo, acompañado del libro “La muerte: Nuevo amanecer” de Elisabeth Kubler-Ross:
“Que Dios nos conceda la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, el valor para cambiar las cosas que si y la sabiduría para distinguirlas”…
No temas dar ni recibir amor. El amor nunca se acaba, entre más das, más tienes.