Este tratado, escribió el loco, define que:
“Toda creación de Dios tiene una finalidad en cada vida. Todos tienen un propósito relacionado al verdadero YO: aprender, comprender, servir, ayudar, amar y trascender con los demás”.
Una vez comprendida y profundizada la frase anterior, podemos entonces clasificar el nivel de espiritualidad de los seres humanos:
Cuarto nivel: Se encuentran las personas instintivas, las emocionalmente inestables, aquellas que guardan maldad en el corazón, aquellas que sabiendo que van a herir a sus semejantes, disfrutan del dolor y el castigo.
Tercer nivel: Aquí se encuentra el 90% de las personas, el hombre común que piensa que si no hace mal a nadie en esta vida, al morir regresará al cielo. Tener este pensamiento no es correcto, porque hace todas las cosas por sí mismo y por su familia, pero no hace nada por la justicia ni la verdad de Dios, es decir no realiza acción para evolucionar su verdadero YO y el de sus semejantes. Por ejemplo: Si una persona trabaja para alguien tiene que recibir un salario de ese alguien (un jefe, su familia, su entorno, etc…. Si se quiere tener la recompensa de Dios, tendrá que trabajar para ÉL.
Segundo nivel: En este nivel se encuentran los seres humanos bondadosos y los héroes. Estas personas hicieron acciones buenas como obras de caridad y además de ayudar a sus familias, ayudaron a mucha gente.
Por otro lado, cuando los héroes todavía estaban en este mundo, sacrificaron su vida por su pueblo o país, por eso se erigieron monumentos en su nombre y las personas les rinden homenaje; pero ellos sólo ayudaron en el plano material (Falso YO). No saben que existe otra manera de asistir al prójimo, ayudándolo a salvar el espíritu (Verdadero YO).
Primer nivel: Aquí se encuentran los santos iluminados.
La labor de los santos ha sido para Dios y para el prójimo, no para ellos mismos. Se concentran en difundir sus enseñanzas y dedican su tiempo a profundizarlas. Se sobreentiende que cuando se convierten en Buda ya no reencarnan y tienen acceso al conocimiento universal para ayudar a que la creación también los siga, en armonía con todos.
Jesús difundió LA VERDAD, fue crucificado y aceptó su muerte en esa vida. Así también, si en algún momento de la entrega del conocimiento recibimos alguna mala respuesta, negación, calumnia o ataque, tampoco debemos resentirnos u odiar.
En esta época nuestra primera misión es aprender, sumergirnos en LA VERDAD para compartirla con los demás, conforme nuestro conocimiento se vaya expandiendo hasta alcanzar la iluminación. Si nosotros tenemos la voluntad de hacerlo, Dios nos va a ayudar. Si actuamos con amor, Dios nos va a guiar y acompañar.
Al finalizar la escritura de estos fragmentos en el pergamino del loco, Mulán hizo una pausa y dijo:
“Debemos ser como el pez salmón que al madurar busca con voluntad, esfuerzo, coraje y valentía, el camino de vuelta hacia su lugar de nacimiento. Realizando una metáfora con nosotros, primero debemos despertar espiritualmente (madurar) identificando nuestro verdadero YO: la esencia; y como el salmón, regresar al cielo, que es nuestro verdadero hogar. Para ello, no debemos rendirnos en buscar el entendimiento necesario, esforzándonos primero en comprender LA VERDAD, para luego actuar y recorrer (nadar contra la corriente y adversidad) el sendero estrecho que nos llevará a la puerta de similar tamaño”.
El amor verdadero nace de la comprensión.
Aprender siempre es un regalo, incluso cuando el dolor sea el maestro.
Buda