• 31-August-2020

73. El Evangelio del Reino (Parte 1)

A manos del loco, cayó un pergamino llamado “Las enseñanzas completas de Jesús” (llamado también ISSA). El escrito le pareció bello y rescató el siguiente conocimiento del maestro iluminado:

“Quien tenga entendimiento, entienda, quien tenga ojos para ver, que vea y quien busque LA VERDAD, la encuentre”.

“Al que busque, que no deje de buscar hasta que encuentre. Cuando encuentre se turbará, luego se maravillará. Y al final reinará sobre todas las cosas”.

“El verdadero Dios no tiene en consideración templos erigidos por la mano del hombre. Es en el corazón del hombre, donde se construye el verdadero templo del Padre. Entren en su templo e iluminen su corazón con buenos pensamientos, y con la paciencia y confianza inmutable que ustedes deben tener hacia su Padre”.

“Por lo tanto les digo, no manchen sus corazones con malos deseos, pues el ser supremo mora ahí eternamente. Si ustedes desean lograr que sus esfuerzos estén marcados con amor o piedad, háganlos con un corazón abierto y no permitan que sus acciones sean determinadas por cálculos o la esperanza de obtener alguna ganancia o recompensa, pues tales acciones no ayudarían en nada a su salvación y ustedes caerían en un estado de degradación moral, donde el robo, la mentira y el asesinato pasan por hechos generosos”.

“Deben esforzarse por encontrar caminos rectos en la oscuridad, para no caer en un hoyo. Pongan en conjunto sus reservas de fuerzas, apóyense entre sí, pongan su esperanza en Dios Padre, y esperen hasta que la luz aparezca, pues aparecerá. Aquel que sostiene a su hermano, se sostiene a sí mismo, porque todos son hijos de un mismo Padre y por lo tanto son todos hermanos, hijos de un mismo Creador”.

“Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo, y lo cose en un vestido viejo. Pues si lo hace, no solamente rompe el vestido nuevo, sino que el remiendo sacado de éste, no armoniza con el viejo vestido. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejas. De otra manera, el vino nuevo terminará rompiendo el odre viejo y se derramará el vino, perdiéndose también el odre. Mas el vino nuevo en odres nuevas se debe echar, y lo uno y lo otro se conservan entre sí. Pero, lo peor, es que ninguno que beba del vino viejo, querrá después probar el vino nuevo, porque piensa que el vino viejo es mejor. Lo mismo con sus viejas creencias y falsos dioses”.

“¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán juntos en el hoyo? ¿No está el siervo por sobre el amo? Y ¿Cómo es que miras la paja que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo es que te atreves a decir a tu hermano “Hermano deja sacar la paja que entorpece tu ojo” No viendo la viga que tienes en el tuyo propio? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

“No existe árbol Bueno que de fruto malo, ni tampoco hay árbol malo que de fruto Bueno. Cada árbol se le conoce por su fruto. Nadie recoge higos de los espinos, ni de las zarzas se hace la vendimia. El hombre bueno, de su buen tesoro que tiene en su corazón, saca sólo bondad y cosas buenas. En cambio el hombre malo saca sólo cosas malas de su corazón, pues eso es lo que abunda en él. Porque de lo que abunda en el corazón del hombre, es de lo que habla su boca”.

“Por lo tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti. Deja ahí tu ofrenda delante del altar y ve a reconciliarte primero con tu hermano, entonces ven y presenta tu ofrenda”.

“Oísteis que fue dicho, ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo, no se resistan al que es malo. Antes que esto, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, ofrécele también la izquierda. Y a cualquiera que quiera ponerte en pleito quitándote la túnica, déjale también la capa. Y a cualquiera que te obligue a llevar una carga por una milla, ve con el dos. Al que te pida, dale. Y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues. Las riquezas de este mundo no se comparan con las riquezas del Cielo y del Espíritu Santo”.

“Guardaos bien de no hacer vuestra justicia delante de los hombres, con objeto de ser vistos por ellos. De esta manera no tendréis recompensa en el Reino de vuestro Padre. Por eso cuando des limosna a los necesitados, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres,. De cierto os digo que ellos ya tienen su recompensa. Más cuando tu des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna un secreto, y tu Padre que puede ver en lo secreto te recompensara en público”.

Cuando tu mente está en calma podrás escuchar la música de tu espíritu.