Antes de finalizar la sesión, la familia se puso a concertar sobre diferentes conocimientos (era divertido cuando divagaban, enfrascándose en tertulias respetuosas). De pronto el loco hizo una pausa y mencionó: ¿perdonen, han leído el manuscrito “Seis sombreros para pensar” de Edward de Bono? Se hizo una pausa ante la respuesta negativa de los participantes y el loco narró:
“Es una técnica que permite mejorar las relaciones humanas y la comunicación entre las personas. Además, es perfectamente utilizada para analizar situaciones y resolver problemas. Ayuda a dejar de lado el ego de las personas, para enfocarse en la resolución de “algo” que finalmente, es el objetivo perseguido para un bien común. Utiliza el llamado “pensamiento lateral” como marco de referencia. El método es simple:
Existen seis sombreros imaginarios que los participantes de una conversación, reunión de trabajo o posición de conflicto pueden utilizar. Es importante que en un lapso de tiempo de análisis de una problemática, todos utilicen el sombrero del mismo color (ahora se puede captar la esencia del método “pensamiento lateral” o “lateralizar la mente”). Entonces cada sombrero representa un estilo de pensamiento:
Sombrero Blanco: Análisis de datos, hechos históricos, estadísticas, aspectos racionales medibles y cuantificables.
Sombrero Rojo: Enfoque del problema con la creencia, intuición, emociones y sentimiento.
Sombrero Negro: Determinación de los aspectos negativos que el problema genera.
Sombrero Amarillo: Definición de los aspectos positivos, optimismo y beneficios a partir del buen funcionamiento de la solución al problema.
Sombrero Verde: Establece las ideas, la creatividad, exposición de alternativas de solución al problema.
Sombrero Azul: Orquesta el uso de los demás sombreros, resume y se exponen las conclusiones y la toma de decisión final para resolver el problema.
Les puedo compartir el pergamino porque definitivamente cambia la manera de pensar, uno se vuelve más colaborativo y enfocado en la importancia de resolver un problema y no de quién lo dijo, o la negatividad que quizás una persona le causa a otra (lo cual hace que los mecanismos de defensa se disparen ante la exposición de una idea), etc…
El loco dejó el pergamino en manos de la familia de aprendizaje y les agradeció por haberle hecho recordar sobre esta técnica que tiempo atrás leyó, estudió e incluso envió a Rodo en una botella, como un regalo que esperaba que la marea hiciera llegar a sus manos para que la ayudará a seguir creciendo.
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