En una escena de la película Ghandi, él se encontraba protestando de manera pacífica en la colonia inglesa por una ley que discriminaba a los indios regidos bajo la corona. Un grupo de jinetes se disponían a atacar a la marcha a distancia.
De pronto el comandante ordenó ir a galope con la finalidad de atropellar y disolver a las personas reunidas con sus carteles, entonces, uno de los acompañantes de Ghandi gritó:
¡Echémonos al piso, rápido, los caballos no nos atropellarán!
Todos hicieron caso y ocurrió tal y como lo había dicho. Los equinos frenaron y retrocedieron aún cuando la caballería les ordenaban ir hacia adelante en reiteradas ocasiones.
Es increíble la sabiduría de la naturaleza. Es en ese momento donde debemos preguntarnos ¿dónde radica la verdadera inteligencia? En el jinete con rabia que exigía dañar a otro ser humano, quien solo levantaba su voz ante una injusticia social ó el bello corcel que se detuvo al notar que no había atacantes en el camino.
Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a actuar con violencia bajo ninguna circunstancia; no existe ninguna justificación ya que al hacerlo, estamos arraigando en nuestra mente un falso, equivocado y repulsivo sentido de posesión sobre otro ser.
Bendiciones.
La educación y comprensión son las principales herramientas para erradicar la ignorancia y la violencia.
