Ha quedado establecido que el karma es la energía que se encuentra asociada a nuestras acciones en vidas pasadas y en la presente, esta voluntad representa la responsabilidad y el pago que debemos afrontar y la reencarnación simboliza la oportunidad de continuar acercándonos a la perfección espiritual y regresar al cielo.
Profundicemos sobre los preceptos que guarda esta misteriosa llave de sanación espiritual a la cual puedes comprender e incorporarla en tu camino:
Primera ley: La ley de causa y efecto:
Todo lo que sembramos es lo que cosecharemos, en pensamiento, acción y palabra. El karma devuelve la energía que entregamos para que podamos reflexionar sobre nuestro dolor y aprender a fluir y aceptar lo sucedido con agradecimiento en el corazón.
Segunda ley: La ley de la creación:
Somos parte del universo por lo que debemos participar y construir en ella, con esto se quiere decir que tenemos el libre albedrío para diseñar lo que queramos tener en nuestra vida, sin embargo para poder mejorar nuestros planes, podemos incluir la primera ley.
Tercera ley: La ley de humildad:
“Lo que te niegas a aceptar, te continuará ocurriendo”. Para comprender esta ley debemos ser humildes y trabajar en nuestro interior, en ver la realidad de nuestro corazón, nuestras heridas, defectos, debilidades para poder encargarnos de ellas y realizar cambios. La ley de humildad permite que reconozcamos la conexión con Dios y renazcamos hacia un nuevo sendero.
Cuarta ley: Ley del crecimiento:
“Donde quiera que vayas, siempre estarás tú”. No es el entorno ni las personas que nos rodean las que deben cambiar sino nosotros. Solo desde nuestro interior podemos ejercer un verdadero cambio. Si practicas la bondad entonces se convertirá en un bello patrón arraigado en tu subconsciente, de esa manera puedes incorporar virtudes, bendiciones y buenas acciones que hará que ante cualquier eventualidad salga a relucir tu verdadero ser, aquel que se encuentra cubierto por tus temores y pensamientos negativos.
Quinta ley: Ley de responsabilidad:
Somos responsables de nuestras acciones, logros y equivocaciones. Lo que nos sucede es el reflejo de nuestro interior (Ley de Correspondencia: “Como es adentro, es afuera”). Cuando empezamos a encargarnos de las decisiones en pensamiento, acciones y palabras entonces podremos reflexionar y corregir lo negativo.
Sexta ley: Ley de la conexión
Todo se encuentra conectado, somos una perla en el enorme collar del universo, seamos prudentes, formamos parte de un todo mucho más grande. El comprender esta ley permite actuar con tranquilidad y tolerancia porque nuestro mínimo movimiento se encuentra conectado a nuestro entorno. Por lo tanto, en un futuro, recibimos ese resultado del movimiento que ocasionamos.
Sétima ley: Ley del enfoque
Mediante esta ley podemos conectarnos con el presente, en disfrutar cada momento de vida. Practicando la atención en lo que nos encontramos viviendo podemos conectarnos y descifrar las señales que el universo nos envía. Cuando ves la vida pasar y te concentras en el dolor, en el velo del sufrimiento, simplemente “te distraes” y no podrás entender “la causalidad”, también conocida como “la magia de la vida”.
Octava ley: Ley del dar y de la hospitalidad
Cuando entregamos alguna dádiva o hacemos un regalo, entregamos también parte de nuestra energía. De esta manera somos más receptivos, más empáticos. Solo dos verbos rigen nuestra vida, “dar y recibir”. Se consecuente con lo que brindas porque es lo que recibirás en un futuro
Novena ley: Ley del aquí y ahora
"El exceso de pasado causa depresión, el exceso de futuro genera ansiedad". Estos dos extremos no nos permite enfocarnos en el presente, en el “ahora”, “en lo que es verdadero”. Utiliza la ley del enfoque para para que podamos entrenar nuestra atención en lo que estamos viviendo.
Décima ley: Ley del cambio
Ya se mencionó anteriormente que la historia se repite hasta que aprendamos las lecciones que el evento trae. Nuestro espíritu lo planeó de esa manera. Cuando catalogamos un evento como bueno o malo no nos permite concentrarnos en las enseñanzas que verdaderamente esconde. Asociemos esta ley a la de la responsabilidad para un mejor entendimiento. Actuando con amor, bondad y humildad podemos llegar a tranquilizar nuestra mente y poco a poco profundizar en nuestro autoconocimiento. Cuando esto se da, nuestro destino cambia y dará paso a reencontrarnos con nuestra verdadera misión espiritual en vida.
Onceava ley: Ley de la paciencia y la recompensa
La paciencia es también una fuerza de acción, toda construcción toma tiempo pero se necesita que asumas las riendas de tu vida. Una frase cita: “AMOR se escribe con P de paciencia, pasión, perdón, permanencia y perseverancia”. Todas las recompensas requieren un esfuerzo inicial, nada llega porque sí, acontece lo que ya estamos preparados a asumir. La vida nos trajo a ese determinado momento porque ya estamos listos, cuando construimos en nuestro presente con calma. Cuando fortalecemos nuestra espiritualidad, podemos edificar un hermoso futuro.
Doceava ley: Ley de la importancia e inspiración
"Donde pones tu atención, ahí se concentra tu energía". Si actuamos de manera motivada y con inspiración desarrollamos nuestras acciones, los pasos que daremos serán más firmes. Al regalar optimismo a los demás, erigimos grandes sueños. Cuando le ponemos la importancia a cada objetivo que nos proponemos, el universo se pronunciará y la magia se revelará dando paso al destino modificado.
“El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino”
Stephen Crane
“Si fluyes con armonía y agradecimiento ante los vientos actuales, podrás llevar tu barco hacia un nuevo rumbo”.
“Cada paso es una oportunidad para cambiar tu destino, conéctate con tu interior para que puedas escoger un bello camino”.