Antes de nacer, tú eras un ser de luz que quería venir a esta Tierra para poder vivir en ella y, a través de tu experiencia, evolucionar espiritualmente. En este lugar que llamamos Cielo o Paraíso, hay diferentes niveles de evolución espiritual y cada uno debe de cumplir con diferentes misiones a fin de crecer y elevar nuestro espíritu a un nivel superior.
Pues bien, cuando alegremente recibiste el permiso de entrar en un cuerpo físico, te fue asignado un grupo de guías y protectores, algunos desarrollarán tu potencial y siempre te empujarán: “haz esto”, “ayuda aquí”, “no vayas por allá”, etc. Y otros, te consolarán cuando estás triste o cuando te sientes solo o decepcionado.
Todos, junto contigo, planearon un esquema general de tu vida basándose en los eventos que forzosamente debías de vivir para poder aprender aquello que te hará ascender cuando vuelvas a Casa y para ayudar a otros a evolucionar espiritualmente o cuidar y mejorar el planeta.
En esos momentos, tú decides qué género tomarás para desarrollar mejor las habilidades y destrezas que necesitarás para tu crecimiento espiritual, es decir, si serás hombre o mujer. También, eres tú mismo quien elige a tu padre y a tu madre quienes te enseñarán justo lo que necesitarás aprender. O sea, tú eliges en qué familia vivirás.
Todos juntos, en un Equipo Celestial de Apoyo exclusivo para ti, elaboraron un Plan General (o Plan Divino) en el que ciertos eventos sucederían forzosamente asegurando crecimiento de tu alma, aprendizaje y evolución espiritual y está garantizado que serías completamente apoyado para que lo logres. No fue un plan muy preciso porque habrían muchos factores que intervendrían en el momento de la vida como ser humano como es el uso de tu libre albedrío y el estar expuesto a todo tipo de influencias materiales pero tus guías se asegurarían que lo que estuvo planeado, de alguna manera, sucedería.
También, incluyeron dos o tres edades en las que tú podrías decidir volver a Casa o quedarte en la Tierra por otro tiempo. Se trata de esos eventos en los cuales tenemos una enfermedad grave o un accidente en el que no te explicas cómo sobreviviste y en los cuales durante unos momentos en otro nivel de conciencia se nos pregunta si ya estamos listos o si deseamos quedarnos por un tiempo más. Tus maestros espirituales dicen: “¿Quién dijo que todos los humanos deben vivir 90 años?”. No se trata de cumplir cierta edad para estar listos sino de haber cumplido con nuestro propósito de vida para volver. Sin embargo, muchas personas prefieren quedarse más tiempo para convivir con su familia terrenal.
Cuando eres un ser espiritual, un ser de luz, la vibración que tienes es muy elevada. Sin embargo, cuando baja tu esencia a habitar un cuerpo físico, la vibración de lo físico es muy baja, por lo tanto, mucha de tu esencia no puede vibrar en esa frecuencia baja y no es que dejes de ser tú mismo sino que, de alguna manera, todo ese conocimiento que tienes sin tu cuerpo físico, lo inhibe el entrar en la materia. Por eso sucede que “olvidamos” quiénes somos y “olvidamos” lo que sabemos pero, conforme vamos evolucionando en nuestra espiritualidad, vamos “recordando” quiénes somos y a qué venimos y qué sabemos. Por ejemplo, cuando cierta información te es revelada, tú, en el fondo de tu ser “ya la sabías”. De cierta manera, esto mismo que estás leyendo tú “ya lo sabías” ¿verdad? solamente estamos quitando los velos que la materia nos ha puesto encima y recordamos quiénes somos y de dónde venimos.
Pues bien, una vez formado tu equipo de guías y compañeros espirituales; establecidos los valores y lecciones que has de aprender y practicar, te lanzas al mundo y entras en un pequeñísimo cuerpo físico conformado por apenas dos células dentro del vientre materno… y jamás… jamás estarás solo… jamás estuviste solo… ellos están contigo ahora mismo, en este mismo instante, y seguirán estando junto a ti hasta que tu cuerpo físico ya no pueda hospedarte y sea momento de dejarlo y regreses a ese espacio de Luz Divina donde tus guías te darán un abrazo regresando a la fuente divina.
Para experimentar cada día la espiritualidad, es preciso recordar que somos seres espirituales pasando algo de tiempo en un cuerpo humano.