• 19-June-2022

El hombre que camina con la sanadora

Cuando un hombre elige a una mujer que cura las heridas colectivas siguiendo su misión espiritual, su "Sí" por ella equivale a un "Sí" a un propósito mayor que va más allá de construir una casa o criar hijos.

Su conexión espiritual va más allá del cumplimiento de los modelos clásicos de género.
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Porque este hombre acepta el trabajo de ser la espalda de esta mujer, de atraparla cuando ya no puede transformar el dolor del mundo.

Significa aceptar una forma diferente de sexualidad, ya que la curación a nivel de la sexualidad es uno de los problemas metafísicos más profundos de la mujer que necesita convertirse en sanadora.

Para él, se trata de dar la bienvenida a la lentitud, la suavidad y la curación, de contener o redirigir su propio impulso... de estar presente para el conjunto, y no solo para su propia necesidad.
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Porque cuando un hombre elige a una mujer que aspira a la libertad, sólo pueden lograr esto juntos, al dejar sus aspectos egoístas atrás y reconocer el camino de la mujer como su propio camino hacia la libertad.
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Cuando un hombre elige a una mujer que es "grande" no puede morar en los lugares de energías de opresión o de juego pequeño.

Él, si decide emprender esta misión más allá de lo físico con ella, acepta una tarea que sirve al bienestar de todos los hombres, aunque esto ocurra como trasfondo.

En este contexto, él crea un espacio de seguridad, de mantenerla a salvo de una emboscada criada por sus propias heridas antiguas, conduciéndola a la sumisión.
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Cuando un hombre elige a una mujer por su resplandor espiritual y sabiduría, debe ser obvio para él que no puede quedarse atrapado en sus propios déficit, y competir con ella intentando disminuir el resplandor de su alma...

Simplemente por control y temor a tener que compartirla con los demás. Ninguno de los dos debe competir, sino amarse con el alma.
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Cuando un hombre elige a una mujer que sigue su misión metafísica, debe de perderle el miedo a estas palabras: respeto, humildad y rendición.

Así recorrerá el sendero de la divinidad junto a su mujer, la sanadora, con gratitud y un corazón desbordante.

Sin embargo, ella es consciente del poder que se encuentra en la presencia de un hombre que está tocando su alma... para ella.

(De Nancy Sánchez)

"... Si tuviera que elegir,
De mil amores los que quiera
O tenerla a ella solita
Mientras dure la existencia..."
(Ricardo Montaner)