Últimamente, las personas comparten conmigo de nuevo, aquellos que hace mucho tiempo no veía y que formaban parte de mi entorno familiar han vuelto a acercarse en búsqueda de un consejo, algunas palabras de aliento o quizás un apoyo emocional.
Casi siempre, las respuestas giran alrededor del "amor propio" y/o "del autoestima". Si he de ser sincero, yo también he caído en lo mismo y por ello creo que puedo dar alguna luz al respecto.
Todo, absolutamente todo corazón, inicia por la convicción de que tenemos alguna razón para estar aquí, una misión espiritual de vida y que los caminos y encuentros han sido prediseñados con la finalidad de aprender, superar situaciones, profundizar en el AMOR y la bondad para poder elevar el espíritu y trascender. Si este párrafo no se graba primero en el interior y en el subconsciente, no se puede iniciar el proceso de sanación.
Es importante trabajar en la individualidad, en las metas propias, en reducir los deseos materiales. Prestar atención a la funcionalidad y practicidad de las cosas, nos permite concentrarnos en lo que es verdaderamente importante.
En mi opinión, existen dos columnas centrales en las que se apoya un ser humano: La espiritualidad y el crecimiento personal. El primer aspecto permite, desarrollar la bondad, fortalecer los valores, reflexionar sobre las consecuencias y ser responsables de nuestras acciones. Cultivarse y elevarse, nos centra y nos une de manera empática con la creación. Cuando empiezas a descubrir tu esencia, la humildad, el agradecimiento y la compasión se empiezan a unir para ser más contemplativo y poder abandonar la necesidad de control y el daño al "ego", los temores y miedos se van desvaneciendo porque comprendes que aquello te frena, levanta muros y corazas que nos alejan de lo que hemos venido a hacer. Recuerda el primer párrafo; el espíritu sabe qué hacer y cómo sanar, solo debemos callar la mente, no dejarse engañar por las ilusiones que ésta propaga y comprender que no existe daño que uno no permita que se arraigue o expanda en ti. Somos responsables de nuestros pensamientos y del optimismo o la negatividad que propagamos.
Un maestro me dijo: "Si te es difícil pensar en optimismo entonces trabaja la neutralidad, esto es preferible antes que caer en lo negativo", está comprobado que los malos pensamientos arrastran a la oscuridad y hacerlo reiteradamente nos estacan, la depresión o la ansiedad aparecen y se instalan en la mente, la herramienta que debe ser utilizada por nuestro espíritu para proyectar la creación de lo que queremos en la realidad, sin embargo, la gran mayoría (incluyéndome) deja que la mente lo alborote todo, los fantasmas de nuestros temores se convierten en gigantes que nos pueden aplastar. Por ello, el comprender que podemos y debemos dominarla, nos ayuda a bajar la intensidad de nuestras emociones. Esto es muy difícil de comprender y aplicar pero un día a la vez o una vez al día, avanzaremos y alcanzaremos.
El segundo aspecto: el crecimiento personal, nos permite cristalizar los sueños, éstos no son más que ideas, abstracciones que pueden ser definidos si empezamos a verlos en forma organizada. Definir objetivos a corto, mediano y largo plazo nos ayuda a enfocar la mente (la herramienta) para darle paso a su uso para resolver el problema de alcanzar u obtener "algo" material. Si el objetivo ha sido trazado, podemos utilizar "el enfoque" para no perder la brújula ni la orientación de lo que hemos decidido hacer, aún cuando puedan haber pequeñas desviaciones, siempre se debe recordar que "los tiempos de Dios son perfectos y se encuentran alineados al plan de tu alma" así que no debemos ser impacientes ni tampoco ansiosos.
La palabra y la acción deben ir de la mano, decir algo que estamos seguros que no lo vamos a poder realizar es "mentir a los demás y mentirse a sí mismo", las relaciones humanas se fortalecen en función de la credibilidad, por ello debemos ser consecuentes y responsables de lo que decimos y de lo que hacemos: "Lo que prometas bajo la luna cúmplelo al salir el sol" dice una máxima; trabajemos día a día para ir en la dirección trazada y no olvidemos lo que un sabio dijo: "No prometas cuando estés feliz, no respondas cuando estés enojado y no decidas cuando estés triste".
Poco a poco podemos hacerlo, tenemos un enorme poder, hemos venido a ser felices, a desaprender el temor, el orgullo y la soberbia. Encontrar nuestra luz interior nos permite elevar la frecuencia, alcanzar la paz interior y la tranquilidad en nuestras vidas para poder emerger, alzar las alas y alcanzar el cielo.
Te veo pronto (si así lo deseas) y te invito a compartir este conocimiento con las personas que te rodean. Aquellos que hemos empezado a despertar (incluyéndote), tenemos la responsabilidad de dejar "migajas de sanación", como en el cuento de Hansel y Gretel, para que los demás, a su tiempo, puedan iniciar el camino. La Ley de libre albedrío es la llave para desarrollar el respeto por las decisiones nuestras y ajenas.
Bendiciones y abrazos de luz.
Actúa con el corazón y el Universo se encargará del resto.