Mientras leía el libro "El Secreto de los Secretos" en sus páginas iniciales, encontré una afirmación a ciertas reflexiones que venía haciendo sobre la necesidad que tiene el ser humano de orientarse al sufrimiento, al temor a un Dios castigador, "al pecado", "al bien y el mal" y otras definiciones sociales, culturales y religiosas. Verdaderamente esto no es real, nuestra esencia es AMOR, Alegría, Felicidad en los pequeños regalos y detalles de nuestra existencia. Puede que sea así y ya alcanzaremos pero por el momento, repasemos lo que dice el maestro:
"Rompe la idea de que la desdicha es natural, de que debemos vivir en constante sufrimiento. Debemos volver a nuestro corazón de niño y recordar la esencia de cuándo lo éramos, la inocencia, la felicidad, la sorpresa y disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
No seamos calculadores, controladores o astutos con la vida. El conocimiento es necesario para los negocios, la inocencia es necesaria para la vida. Cuando te sientas alegre, siéntete alegre; ayúdate a ti mismo a sentirte alegre: baila, canta. Recuerda, todo lo que está en contra de la alegría está en contra de Dios.
Para abandonar el dolor debemos ignorarlo. Al hacerlo morirá. Donde enfocas tu pensamiento concentras tu energía, ponle atención a la belleza de la vida no al dolor porque al hacerlo solo lo estás alimentando y continuará creciendo para transformarse en miedos, temores y dudas. Querrás controlar alguna circunstancia pero solo te perderás en ella, réstale energía y levántate con alegría. Vuelve a reencontrarte con el AMOR y recuerda que Dios vive en ti.
Nunca prestes atención a nada que te cause dolor, de lo contrario lo estás ayudando a seguir ahí, lo estás fortaleciendo más y más. Simplemente di: "Muy bien, quédate ahí. No eres más que un residuo de mi pasado. Quédate ahí. Yo voy a seguir, no te voy a escuchar".
Deja a un lado toda la mente. ¡Salta fuera de Ella! No hay necesidad de comprender. Lo único necesario es vivir, vivir auténticamente.
Cuando eres infeliz, estás en el infierno, lo más lejos posible de Dios, y cuando estás absolutamente alegre, estás en Dios, estás en el cielo.
(Osho)