Cada vez que decides quedarte estancado en un tiempo anterior, desaprovechas la vida que te regalaron tus antepasados con la finalidad de construir un mejor ser de caras a las siguientes generaciones.
Podemos detenernos a observar a los miembros de nuestra familia y también a nosotros para determinar los patrones heredados que debemos evitar y cortar, por ejemplo: si una familia no se preocupa por construir para el futuro, sus hijos tampoco lo harán, si una familia construye desconfianza, deslealtad y desamor entre sus miembros, sus hijos al carecer de amor y seguridad en si mismos tendrán relaciones conflictivas y tóxicas, si en el lugar donde vive una familia sus miembros se separarán al primer inconveniente o problema que surja, pues no es raro que sus descendientes actúen de la misma manera y salten de relación en relación porque no aprendieron a diseñar y construir metas individuales y en pareja, mucho menos a desarrollar tolerancia, empatía y todas las demás virtudes que se requieren para una sana convivencia basada en amor, comunicación, tolerancia, respeto y confianza.
Y así podemos seguir enumerando ejemplos de actitudes de vida...
La capacidad de "observar" con la finalidad de aprender y no juzgar es muy difícil cuando nos encontramos inmersos en la eventualidad de los sucesos. El intelecto nos ayuda mucho a realizar autodiagnósticos, a percibir las bases positivas y negativas del clan e identificar cuáles son importantes mantener y cuáles desechar y erradicar.
Cuando en una familia nace un SANADOR es porque éste encarna el deseo de todo el clan familiar para salir de las repeticiones y lo conocido e ir hacia adelante.