En la siguiente sesión, se continuó con la lectura del primer pergamino. El loco pudo interpretar las siguientes lecciones:
“Todo aprendizaje y enseñanza debe darse con amor. Para expresarnos con propiedad, debemos ser capaces de enviar el mensaje al receptor de manera que pueda captarlo, entenderlo y atesorarlo. Este es el principio básico de la enseñanza”.
“Debemos acariciar en nuestro interior, que todo lo que existe en nuestra vida Dios lo ha creado con nosotros antes de reencarnar. La vida es un teatro donde cada uno de nosotros es el protagonista de su propia obra.
“Cuando se presenta una situación negativa, debemos preguntarnos: ¿Dios estará contento conmigo si reacciono así? Cuando respondamos plenamente convencidos “SI”, creceremos espiritualmente”.
“En la vida, los problemas no se deben alejar. Debemos aprender a buscar un punto de equilibrio, para convivir con ellos y superarlos venciendo el temor. Además, no hay experiencia más satisfactoria que resolver un problema que está solo en nuestras manos poder hacerlo”.
“Dios nos ama y espera nuestro despertar espiritual. Para poder escucharlo, debemos callar nuestra mente evitando prejuicios y resentimientos, así podemos empezar a prestar atención a nuestro espíritu, quien se pronuncia a través de la intuición”.
“Todos sabemos todo” sólo que no lo recordamos. Creciendo paso a paso en cada una de nuestras vidas presentes y futuras, vamos descubriendo el camino de regreso al cielo, evitando reencarnar”.
“Lo malo que nos sucede es por el principio de “causalidad espiritual” de nuestras acciones en esta vida y en pasadas. Si no aprendemos la lección y continuamos dándole paso al dolor y a la negatividad: “Nos volverá a pasar”.
Cuando empezábamos a deliberar, Mulán dijo: “Sólo cuando aprendemos a vaciar nuestros vasos de conocimiento, permitimos explorar y ahondar nuevos caminos” y es que ese es el principio de la humildad con el que el aprendiz debe actuar frente a sus maestros: “Sin ego, crece el discípulo”.
La bruja blanca hizo una pausa y mencionó: “la meditación ayuda a despejar la mente. Voy a revisar estos conceptos”.
Entonces Mulán reveló un gran secreto que define los estadíos de conciencia que todo ser vivo tiene:
““El primer nivel de conocimiento es la ignorancia. Cuando estamos sumergidos en esta etapa, nuestra vidas no tienen sentido, actuamos por instinto, por supervivencia, sin rumbo. Nuestro destino trazado se pone en manifiesto y nos guía. Y cuando la o las tareas de vida son difíciles de superar, nos puede arrastrar al círculo kármico de repetición de hechos, hasta que revisemos lo que verdaderamente debemos aprender”.
“El segundo nivel de conocimiento es la fe; la cual nos impulsa a seguir por la necesidad de creer sin entender”.
“El tercer nivel de conocimiento es el despertar; tu espíritu empieza a reconocer que existe algo más allá de la creencia”.
“El cuarto nivel de conocimiento es el comprender. Recorres el camino, ahondando en enseñanzas espirituales que cada vez te permiten escuchar mejor a tu interior”.
“El quinto nivel de conocimiento es el actuar. Reconoces que en las acciones de vida diaria recogemos aprendizaje para reflexionar y enrumbar el camino. Atesoras el presente y lo observas con detenimiento, te enfocas en él y encuentras paz”.
… Y estos niveles son sólo el inicio para alcanzar la iluminación”
Mulán nos enseñó a agradecer cada intercambio de opiniones e interpretaciones de cada miembro de la familia de aprendizaje. Cuando uno finalizaba, él decía “Gracias por compartirlo”. El loco se sonreía por la humildad del maestro y comprendió que es en el diálogo respetado, donde verdaderamente se aprende. Antes de esto, él creía en las frases “estás equivocado”. Nada más alejado de la verdad, ya que al decir algo así, primero, nos perdemos de conocer la opinión e interior de la otra persona y segundo, alimentamos nuestro ego, al creernos superiores a ella.
Al término del primer tratado, Mulán pidió que continuaran revisando los conceptos que dejó de tarea en la primera sesión. El loco llegó a su cabaña, se despojó de sus ropas y antes de cerrar los ojos le dijo: “buenas noches, corazón” a Rodo y se durmió plácidamente.
Si quieres aprender enseña. Si necesitas inspiración, motiva a otros. Si estás triste, anima a alguien.
Buda