Mulán explicó: “La ley de causa y efecto se asocia con la afinidad. Si sembramos amor u odio (causa) en una vida, en el “futuro” (el reencuentro), cosecharemos el amor u odio que dimos (efecto).
Por ello, las personas tenemos diferentes destinos. Esto es porque cada persona tiene diferente causa y efecto con quien se relaciona a partir de sus acciones”.
“La suerte y la casualidad no existen, sólo la afinidad y la causalidad son verdaderas”.
“El rol que desempeñamos con cada persona, es lo que nos llevamos a las vidas siguientes, es por eso que debemos ser agradecidos y brindar amor y comprensión”.
“Tengan en cuenta algo: una buena acción con una persona, no rompe la ley de causa y efecto al tratar mal a otra. Está escrito que el karma es individual”.
Cada frase era un regalo a los oídos de la familia de aprendizaje. El loco estaba en silencio, prestando atención a cada detalle para poder escribirlo:
Buda dijo: “Si quieres saber las causas de tus vidas anteriores, fíjate en lo que estás recibiendo hoy; si quieres saber tu futuro, concéntrate en lo que estás dando”.
“Seamos agradecidos y actuemos con humildad y voluntad ante lo negativo, es la única manera de utilizar el arrepentimiento para poder perdonarnos a nosotros mismos y eliminar el mal karma”.
Mulán hizo una pausa y reveló un gran secreto:
“Del pasado, primero recibimos lo malo y después lo bueno. El futuro lo construimos con nuestras acciones en esta vida presente, a esto se le conoce como: “Doble causalidad en tres tiempos””. Todos sentimos un golpe en el interior, porque hubo un largo silencio.
El loco reflexionó y dijo: “Entonces nuestras acciones con cada persona en el presente deben ser con cariño, evitando causar dolor, por más que el trato no sea recíproco”.
Mulán respondió: “Exacto, si no recibes el amor que das no debes preocuparte. Es el karma que te une con esa persona. Primero debes agradecer porque la afinidad te permite reconocer el dolor que le generaste en el pasado. Si se lo mencionas, es muy probable que no lo entienda, por ello debes decirle en silencio:
“Siento mucho el dolor que te causé, gracias porque está curado”.
Ahora, no creas que con una acción buena se cura todo lo malo que hiciste. Debes ser paciente e hilar amor hasta que tu espíritu te indique hacerlo con aquella persona; sonríe y prosigue con tu vida con cariño. No dirijas tu frustración hacia terceros, porque estarás sembrando nuevo karma negativo; debes ser cuidadoso en las relaciones con los seres vivientes. Si respetas y quieres a todos, entonces estarás bien. Esa es la base del amor, de la que te habló el tercer maestro, anteriormente”.
El loco volvió a recordar la anécdota y se sonrío. Tenía razón, todo aprendizaje es cuestión de tiempo. Ya acostumbrado al agradecimiento de los mensajes y señales que aparecían en su camino, procedió a darlo y se retiró con alegría en el corazón.
Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.
Platón