• 31-August-2020

80. Mueve la energía

Continuando con su trabajo en la carpintería, el loco caminaba tranquilo, mucho más pausado. Por primera vez le halló sentido a la frase: “Ve despacio y detente a oler las rosas”. Sentía cómo su comportamiento cambiaba, su empatía se hacía más verdadera y le encantaba sentarse a escuchar los momentos de vida de las personas que compartían con él. Despertaban su interés las historias de amor, de decisiones sobre qué herramientas usar en los talleres de carpintería, de las relaciones humanas, etc…, podía pasar horas de horas departiendo y en un momento de reflexión se encontró con que la frase que se hizo transversal a la gran mayoría de sus consejos era: “Mueve la energía”

Le encantaba caer en ella, así que el presente capítulo trata de explicar el significado que el loco escribió en un pergamino sobre esta oración que significaba mucho para él;

“A veces, sentirás que caes derrotado, detenido, estancado en los aspectos de tu vida. Cuando crees que caes en un remolino de emociones, rutina o zona de confort, “mueve la energía” y deja que la Divinidad se encargue y ¿cómo lo haces?:

Al despertar, agradeciendo con humildad por un nuevo día, por tu familia y por las nuevas oportunidades que se presentan.

Al iniciar labores de trabajo, agradeces por tenerlo, te encargas de desarrollarlo con pasión y continúas con tu crecimiento profesional. Si tu empleo no te llena, entonces debes buscar lo que sí o puedes realizarlo con la mejor sonrisa y alegría. Respeta tu profesión y desempeño.

Sin ánimos de sonar desleal, tienes el derecho de buscar nuevas oportunidades laborales, una vez por semana es más que suficiente. Cuando realices esta actividad, hazla con responsabilidad, agradece por ello a la Divinidad, luego repite “WU - WEI” y deja que el universo se encargue. Si aparece un nuevo empleo y las condiciones son las que esperabas, no dudes en tomarlo. Es la manera en la que el universo te dice que el ciclo con el anterior terminó. Si no aparece, continúa con la mayor tranquilidad sin desesperarte.

Dedícale tiempo a tu familia, a practicar tu espiritualidad, a reconocer y leer sobre los conceptos que te llenen. Si no lo hace lo que he escrito sobre LA VERDAD, no importa, construye el camino a tu manera. Enseña con el ejemplo y toma las decisiones que contribuyan a formar a una persona basada en virtudes, principios y moralidad.

Siéntate con detenimiento una o dos veces por semana a reflexionar. Deja que forme parte de ti el “filosofar”. Antes de cada sesión, pon la mano derecha en tu corazón, agacha la cabeza y susurra: “Divinidad, gracias por escucharme y guiarme…” e inicias tu meditación (recuerda, no necesitas estar con los ojos cerrados. Buscar conocimiento, leer un nuevo libro o extracto también forma parte del crecimiento. Confía en que el universo te mostrará el camino).

Practica la ayuda a los demás, ya sabes cómo se genera karma positivo. Da amor con tranquilidad y sinceridad. No te preocupes si las personas no te comprenden o se mantienen esquivas ante ello. Dales tiempo. Que tu comportamiento sea natural y generoso. No pienses en obtener un beneficio por lo que entregues.

Antes de dormir repasa tus acciones, practica Ho’oponopono, la oración diaria o la oración del padre nuestro. Date tiempo para hacer un autoanálisis constructivo. Si cometiste un error, no te castigues, cae en ello y pídele a la divinidad que te perdone y corrige lo que estimes que debes corregir. Poco a poco notarás el cambio de tu comportamiento hacia los demás porque tu empatía, sabiduría y tranquilidad se manifestará ante cualquier suceso negativo. Recuerda, “cuando no sepas cómo actuar, hazlo con AMOR”, nunca falla.

Aléjate de la vanidad, del ego, del orgullo. Cuando el opresor se presente haciéndote sentir superior a tus hermanos, haz una pausa, cierra los ojos y exclama: “Perdóname Divinidad y ayúdame a centrar mis pensamientos”…

Todo es energía,
el universo entero se mueve a través de la consciencia y la energía.
Tu consciencia da las órdenes y el universo pone la energía en movimiento para crear la realidad que con tus pensamientos has creado.