"Y cuando sientas que no encuentras tu rumbo, cierra los ojos y pregúntale a tu alma por la ruta, ella siempre conoce el camino hacia la sanación", dice una hermosa enseñanza.
Pero ¿cómo puedes iniciar el proceso de sanación?
Sanas cuando te vuelves a conectar con ese lugar sagrado dentro de ti, el que nunca fue tocado, quebrado ni dañado. Es tu verdadero SER, absoluto, siempre PRESENTE, inocente y libre, desde donde puedes volver a nacer infinitas veces.
Aquel lugar se llama "espíritu" y es tu esencia, puedes aprender a escucharlo apagando la mente y sincronizándote con tu intuición.
Al inicio, escuchar tu interior es muy complejo y difícil. Los paradigmas mentales, las no creencias en la espiritualidad, las dudas y temores nublan aquella hermosa comunicación disponible para todos los seres de la creación. De aquí la importancia de la meditación; poco a poco cuando alcanzas a calmar las aguas mentales y el pensamiento, tu espíritu empieza a mostrarse y la voz de tu corazón aparecerá. Con el tiempo y la práctica reflexiva diaria, ya no tendrás la necesidad de meditar, podrás ver e interpretar las señales cuando tengas alguna duda, aprenderás a preguntar con confianza en que la respuesta aparecerá y así será.
Debes recordar la frase: "El alma sabe qué hacer para sanar, solo silencia la mente", sin embargo es importante conocer que estamos conformados por tres elementos: Espíritu, alma y cuerpo. La meta es que a través de tus sentidos, apagues tus creencias y patrones mentales negativos que se almacenan en el alma y te reencuentres con el espíritu, aquella chispa divina conectada con el TODO, la Divinidad, Dios o el Universo.
Confío en ti, en que perfeccionarás la técnica y que compartirás tu aprendizaje con las personas que lo necesiten. Ten calma y paciencia en su práctica como en transmitirla, no te preocupes si no lo llegan a comprender: no importa, nuestra labor es sembrar la semilla, además, también forma parte de nuestro aprendizaje, respetar los procesos y tiempos de cada quién.
Bendiciones y abrazos de luz.
La herida es el lugar por donde entra la luz.
Rumi